martes, 18 de septiembre de 2012

Terrenal. Espiritual.

En nuestra época (presuntuosa donde las haya) suele atribuirse a la ignorancia de los pueblos antiguos su fijación por el culto, por los ritos y en general por lo que está más allá de lo material y obvio. Así, suele achacarse al miedo a lo desconocido la importancia dada a los ritos de defunción. Cuanto más leo, más en desacuerdo estoy. No puedo evitar creer detectar algo más en ello.

Hoy, por ejemplo. Cita de 'La Arquitectura', de G. W. F. Hegel:

" Del mismo modo que la agricultura ha transformado la vida nómada en un género de vida estable y sedentario, las tumbas, los enterramientos y el culto de los muertos han contribuido a reunir a los hombres y han llegado a ser, incluso para los que sin propiedades, no llevaban una vida estable, lugares de reunión, lugares sagrados que eran defendidos y que por nada del mundo se dejarían arrebatar. Así, por ejemplo, según Herodoto (II, c. 126- 127), Darío, viendo a los escitas evitar el combate, envió un mensajero ante su rey para que le dijera que, si se creía suficientemente fuerte para resistir, no tenía más que aprestarse para el combate; si no, le bastaba con reconocer a Darío como soberano; a lo cual habría respondido Idantirso que los escitas, al no poseer ciudades ni campos, nada tenían que defender y que Darío, en consecuencia, nada tenía que destruir; pero que si Darío estaba totalmente decidido a presentar batalla, bastaba con que la emprendiera contra las tumbas de sus padres: entonces vería si los escitas sabían batirse para defenderlas. "

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