Casi diría que todo lo que tenemos, todo lo que experimentamos... Quizá no todo, pero casi.
"Todas las cosas, los pensamientos, los fenómenos, que encontramos -lo que pasa en nuestra consciencia, de lo que nos damos cuenta- son atención que tiene la forma de aquello con lo que nos encontramos."
Georg Kühlewind
Profundizar en esto, meditarlo, es toda una experiencia. Una experiencia interior y reveladora. Puede cambiar muchas cosas en uno. Para empezar, conduce directamente al presente. Estar presente, ser una presencia. El presente no es un instante de tiempo, eso es una falacia intelectual. La experiencia dice lo contrario: el presente, vivenciado, revela lo que es: el absoluto, la eternidad, la realidad. Y refleja otra cosa: casi nunca estamos presentes.
Todo lo que está en nuestra consciencia es atención, si la atención se tiene por objeto a sí misma (si prestamos atención a la propia atención) obtendremos el presente.
¿Qué es atención? Podemos captar un soplo de su esencia con la bendita etimología.
¿Una experiencia mística, el presente? Absurdo prejuicio: es la experiencia más maravillosamente mundana que existe.
No lo he entendido. Puedes explicarte un poco mas?
ResponderEliminarSería más fácil si indicaras el/los aspecto/s concretos/s que no has entendido... Y, en todo caso, me gustaría que comentaras con nombre/apodo y con una dirección de correo. Lo cual no quita que agradezca tu comentario (¡apenas comenta nadie, gracias!). A veces, un cruce de mails hace más cómodo desarrollar un debate o una explicación que una cadena de comentarios.
EliminarPor si la siguiente reflexión ayuda, es interesante darse cuenta de que el mundo está fuera de nosotros, y las representaciones que nos hacemos de él (en forma de imágenes, sonidos, etc) están en el plano de la consciencia (signifique lo que eso signifique, por ahora basta con darse cuenta de que lo que yo "percibo" de una silla es la imagen que yo me creo de una silla externa; esa imagen la creo ayudado de la propia silla, de la disposición fisiológica de mis ojos y cerebro, etc, pero NO ES la silla).
Ahora bien, esas representaciones, ¿cómo se crean, de que están hechas? Reflexiones especulativas aparte, podemos darnos cuenta de una cosa simple: una silla, en mi consciencia, está hecha de mi atención. Más que algo a comprender, es algo a vivenciar y a meditar.
Por ejemplo, ayuda observar un objeto simple, prestándolo toda nuestra atención y olvidándonos de momento de lo que sabemos de él (una actitud similar a la que empleamos cuando queremos observar la diferencia entre un objeto particular y el estándar buscado en la cadena de fabricación: esta tuerca en concreto frente a la típica tuerca, ¿qué tiene de especial?). Si hacemos esto (abandonándonos a ello) y un poco después, digamos un par de minutos, desplazamos nuestra atención a lo que estamos haciendo, atendemos a "nosotros atendiendo a la tuerca", podemos tener la experiencia que se describe arriba... quizá con una profundidad menos modesta de la expresada ahí.
¡Saludos!