Escribo poco últimamente. Muchos quehaceres, tengo excusa. Pero mi intención era ser constante, en un ejercicio de voluntad. Recupero la intención, y quiero que dure.
No tenemos ni idea del mundo en el que vivimos, y lo peor es que todos decimos que sí a esta afirmación, pero en el fondo creemos conocer el mundo. Algo así como que estamos seguros de conocer la realidad que subyace y sólo asumimos que nos faltan datos sobre hechos concretos. Pero eso no es así.
Ni idea, no tenemos ni idea.
Un ejemplo. Pretendemos saber cómo funcionan las cosas, en términos mecanicistas simples y relaciones de causa-efecto. Ahondamos en ello, damos con una realidad que necesita de la física cuántica para ser explicada, y que mediante eso demuestra ser incomprensible en términos lógicos, racionales, medibles, cuantificables, mecanicistas, etc. Pero eso no altera nuestra versión simple mecanicista y de causa y efecto, subyaciendo en nuestra consciencia como una creencia firme de base. Pero sus pies son de barro, y eso está más que demostrado.
Pero además de demostraciones profundas y quizá no muy accesibles para todos hay más indicios claros. Por ejemplo: todos los grandes hombres de la historia afirman "cosas extrañas". Pero no hacemos ni caso.
Hay tantos ejemplos que le llevan a uno a esta reflexión... Yo, estos días, me estoy leyendo uno.
que diferencia entre el Parmenides de ese libro y el Parmenides que me estoy estudiando...
ResponderEliminarC.
Estimado "enigmático C.", te iba a poner un correo al respecto, antes de ver tu comentario. Si a día de hoy tuviera que recomendarte, personalmente a ti, algún libro de todos los que he leído en mi vida, obviamente sería una tarea dificilísima, pero creo que sería EN LOS OSCUROS LUGARES DEL SABER. Léelo, en serio; y muy despacito.
ResponderEliminarEs la única forma que tengo de responder a tu duda... pero aún si la duda: sigue mi consejo.
si, si lo sacamos el sabado de la biblioteca, Ana se lo leyó de un tirón ese mismo sabado y yo lo empece ayer domingo.
ResponderEliminarya te dire cuando lo acabe.
Pues ya me dirás, sí... ¡resiste la tentación de devorarlo a dos carrillos, que es de paladar fino!
EliminarSaludos.
Hola el que pisa sobre sí mismo,
ResponderEliminarGracias por la recomendación. Un libro revelador!
No me pareció extraño en absoluto, sino que tuve la rara sensación de que era una pieza más que encajaba perfectamente. Será porque últimamente he leído cosas de fuentes muy distintas que siguen un patrón muy similar a lo que se interpreta en el libro del poema de Parménides.
Está claro, algo nos está faltando, algo se nos está escapando.
Precioso comentario, ¡gracias! ¿Alguna recomendación de esas "cosas de fuentes muy distintas" que has leído? Aunque, claro, quizá te refieras a muchos de los fascinantes libros de la grandísima editorial Atalanta, que son un soplo de aire fresco tras otro...
EliminarQué pena que firméis como "anónimo", con la ilusión que me hacen los poquitos comentarios que recibo...
Tú lo has querido! Desarrollo el comentario. No tengo el placer con otros libros de Atalanta, pero tendré en cuenta tu recomendación y me enteraré de qué más tienen por ahí. Por lo que he leído últimamente, tengo la impresión de que todos los relatos de experiencias místicas siguen un patrón muy parecido. La forma de interpretarlo o describirlo, ya es cuestión de “post-procesado” que pasa por el filtro de las creencias y las circunstancias culturares de cada narrador.
ResponderEliminarCosas que he leído últimamente y por las que este libro y otras cosas que he leído sobre la filosofía y religión griegas me han resultado familiares:
- “El Budismo de Buda” y “Magos y Místicos del Tibet” de Alexandra David-Neel. El primero lo recomiendo encarecidamente para acercarse al budismo separando correctamente desde el principio el grano de la paja, lo original del añadido (estaría bien que alguien hiciera lo mismo con el cristianismo :))Hay muchas coincidencias curiosas que no quiero detallar para que esto no quede demasiado tocho. En resumen, la impresión que me queda es que la idea de división oriente/occidente se ha ido generando posteriormente, pero que en esta época tan antigua esta separación tan marcada no existía, y había prácticas que posiblemente tenían un origen común. En oriente se han mantenido y cultivado. En occidente se han enterrado, tal como se dice en el libro.
- “Las Etapas del conocimiento espiritual” de Rudolf Steiner. Es lo único que he leído de Steiner. Parece que la Teosofía y más tarde la Antroposofía fueron los que introdujeron la sabiduría antigua en occidente muchos siglos después.
- “Guía Práctica de Hipnosis” de Horacio Ruiz Iglesias. Porque la hipnosis al fin y al cabo es éso: una técnica para entrar en un estado de conciencia diferente al sueño y a la vigilia, en el que somos capaces de llegar a lo profundo de nosotros.
Y aquí te dejo hilos de los que tengo pensado seguir tirando:
- La mística en las religiones monoteístas. ¿No escuchas con otros oídos ahora lo de “Vivo sin vivir en mí” de Santa Teresa de Jesús? También hay místicos en el Islam y en el Judaísmo. Tengo curiosidad por seguir con la comparativa.
- Jung. De los pocos fragmentos que he leído de su libro “Sobre los Arquetipos de lo Inconsciente Colectivo” me parece que puede ser más que interesante. Te dejo una pequeña muestra que me ha recordado bastante al poema de Parménides.
“El encuentro con uno mismo significa en un principio el encontrarse con la propia sombra. Por otra parte, esa sombra es un paso angosto, una puerta estrecha cuya precaria angostura no puede eludir nadie que descienda a lo hondo del pozo. Pero hay que conocerse a sí mismo para saber quién se es, puesto que lo que viene después de la muerte es, inesperadamente, una ilimitada extensión llena de inconcebible imprecisión, en la que al parecer no hay ni fuera ni dentro, ni arriba ni abajo, ni aquí ni allá, ni mío ni tuyo, ni bueno ni malo.”
Perdona por la extensión... menuda chapa!
Han Mei
¡Muchas gracias por desarrollarlo! Y no hay nada que perdonar respecto a la extensión... al contrario.
EliminarMe apunto tus referencias, son muy interesantes. Jung utiliza normalmente un lenguaje técnico en terminología psicoanalítica, y aunque algo (poco) he leído suyo (cuesta un poco), tengo pendiente hincarle más el diente. De Rudolf Steiner he leído el librito que tú citas y algo (bastante) más. Sobre la Teosofía y Antroposofía conozco algo más, aunque no puedo extenderme por aquí en ello; está claro que las tradiciones esotéricas occidentales, judeocristianas, han mantenido viva muchos siglos una llama espiritual muy diferente a la propia de la Iglesia, y que enlaza muy bien con la oriental, más visible, y desde el siglo XX se han ido haciendo cada vez más visibles y con más repercusión. Todo esto y sus porqués lo explica muy bien Steiner (y otros).
Lo que parece claro para mí es que desde principios del siglo XX algo ha ido cambiando en el hombre, progresivamente, y ahora es un momento umbral en el que "nuevas realidades" se nos van haciendo patentes. La cuestión está en lo capaces que seamos de derrocar los viejos ídolos tan bien asentados (como el cientifismo, el materialismo tan estrecho de miras, etc)...
Ojalá tengas razón con lo del momento umbral y empecemos a usar una mirada más abierta. Nos hace muchísima falta. Me comentaba un conocido chino que los occidentales sienten la necesidad de meterlo todo en cajitas, de clasificar y separar, y eso les impide ver el conjunto y las relaciones entre las cosas. Además, siempre queda un remanente que no va bien en ninguna caja y que produce esa extraña sensación de que algo se escapa, o directamente es ignorado, desechado y olvidado para no "estropearlo" todo. Ese sistema está claro que no funciona.
ResponderEliminar¡Tu conocido chino se expresa maravillosamente! Me apunto su reflexión, me ha encantado. En cuanto al momento umbral... todo me parece indicar algo así. Eso desde mi visión personal, aparte de luego leer a tanta gente interesante que opina de forma parecida. Por ejemplo, Jean Gebser dedicó su monumental Origen y Presente a desarrollar esa idea. Para él, los desastres humanos del siglo XX se deben a no haber asumido ese cambio, e intentar vivir aún como antes, por inercia. Según él, Steiner y algunos otros, a principios del siglo XX debió producirse (siempre suponiendo que esto sea cierto) algún tipo de "cruce de umbral". Observar lo que ocurrió en la ciencia, en la filosofía, en el arte, etc. en esas décadas es muy interesante.
Eliminar