Cuando era un niño me ponía muy contento cuando mis padres compraban un nuevo electrodoméstico (televisión, frigorífico, etc.): tenía a mi disposición (compartida con mi hermano) una enorme caja de cartón vacía, en la que cabía entero, o casi. Los días que duraba sin romperse (pocos, por desgracia) eran una epopeya gigantesca, donde la caja era mil cosas (cien tipos de barco, cien tipos de castillo, cien tipos de vehículo, cien naves espaciales...). Bendita imaginación. Cuando uno es niño, la imaginación y la fantasía parecen indivisibles, a mi parecer. Cuando uno crece, se van diferenciando.
Estos días estoy disfrutando de forma parecida a la descrita con el libro de Patrick Harpur 'El fuego secreto de los filósofos', editorial Atalanta (claro). Es una historia de la imaginación, y está diferenciada aquí de la mera fantasía. Para entender la diferencia, disfrutar como un enano en una caja grande, y para muchas cosas más, mejor leerlo. Como casi siempre, no es que suscriba todo lo que dice ahí, porque discrepancias hay, pero... en serio, qué más da.
Estaba yo pensando si comprarme su anterior obra 'Realiad daimónica', también en Atalanta; cuando veo que esta misma preciosista editorial ha publicado un nuevo libro suyo: 'La tradición oculta del alma'. Así que ya no sé si leer el anterior o el siguiente al que tengo, que ya estoy acabando. ¿Al pasado o al futuro? Qué curioso, como pensaría quien lo haya leído.
Me encanta su reivindicación de los Románticos, cómo sabe presentarlos con toda dignidad y sin distorsionar el trasfondo base que compartían.
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