viernes, 29 de junio de 2012

Una perla en la mañana

Hoy, último viernes de junio, salgo del metro para ir a trabajar, a eso de las 8:30. En una carretera de dos carriles de sentido único, cruza una chica un paso de peatones con su semáforo en rojo. Venían, en paralelo, un autobús y un taxi. La chica iba despistada y la han tenido que pitar para que acelerara y no hacerles dar un frenazo brusco a ambos vehículos (o para evitar algo peor).

Sigo caminando por la acera (yo no iba a cruzar), y una pareja de chico y chica, de unos veinte años cada uno, a mi lado:

Ella: "Mira, se pitan un taxista y un autobusero, se han picado".
Él: "¿Y quién crees tú que es peor, el taxista o el autobusero?"
Ella, le mira: "Lo peor es que discutan".

Más simple, imposible. Y ni siquiera han visto lo que ha ocurrido, la chica cruzando como causa del ruido. Pero da igual, he ido todo el camino al trabajo sonriendo.

miércoles, 27 de junio de 2012

La fruta y su corazón

Me encanta cuando conectamos, y caen tus fachadas, tu fortaleza a veces rígida, y veo tu ternura, tus miedos, tu alma desnuda.

Me encanta cuando, con la boca, me como la carne de la fruta, y en un momento dado sale a la luz su corazón con sus semillas: más tierno, más jugoso, más sabroso, más frágil, más verdadero; portador de la esencia de la fruta entera, de una forma más visible que la esencia escondida en la carne de la fruta.

En el corazón de la fruta uno está más cerca de la idea platónica de esa fruta. Y es maravillosa, plena, bella, verdadera. Y lo mismo en ti.

lunes, 18 de junio de 2012

¿Ninguno de ustedes sabe leer?

De la biografía de Jiddu Krishnamurti escrita por su amiga Pupul Jayakar, la siguiente anécdota, que por cierto da lugar por sí sola a bastantes reflexiones y consideraciones, así que cada uno que obtenga las suyas:

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Tanto a Aldous Huxley como a su primera esposa María les gustaba ir de picnic, igual que a Krishnamurti. Cuando a finales de los 30, Anita Loos, escritora en Los Ángeles, relató un incidente que, como ella lo decía, "podía haber sucedido en Alicia en el País de las Maravillas". En uno de los picnic, los invitados eran Huxley, Krishnamurti, Greta Garbo, que vestía unos pantalones gastados y un sombrero abollado, Charlie Chaplin y su hermosa esposa Paulette Goddard vestida con un conjunto mexicano popular, Bertrand Russell [a quien Anita Loos describía como "un duendecillo de juerga"], y el escritor Christopher Isherwood.


Como no encontraban un lugar adecuado para el picnic, decidieron bajar al polvoriento lecho del río Los Ángeles. Mientras preparaban sus comidas especiales: Greta Garbo llevaba un manojo de vegetales crudos; Goddard, su botella de champán y su caviar; Krishnamurti su arroz; de pronto apareció un policía corpulento y les preguntó: "¿Qué diablos están haciendo aquí?".

Interrumpieron todos sus preparativos, "asombrados y silenciosos", mientras llegaba el sheriff con una pistola. "¿Nadie de esta pandilla sabe leer?", preguntó a Aldous Huxley señalando el letrero que decía: "Prohibido el paso". Huxley le pidió disculpas al sheriff, prometiendo limpiar el lugar y dejar limpio el lecho del río igual que lo habían encontrado. El sheriff, muy enojado, le dijo a Huxley: "¡Andando, y eso significa ahora!". Huxley, pensando que podía calmar al sheriff mencionando algunas de las celebridades, señaló a Charlie Chaplin y a Greta Garbo. "¡No me salgan con eso!", gruñó el sheriff. "He visto a estas estrellas en las películas y ninguno de ellos pertenece a esa élite. ¡Fuera de aquí, vagos, o arrestaré a todo el grupo!". Según cuenta Anita Loos: "Guardamos nuestras tiendas como árabes y rápidamente nos escabullimos...".
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La autora cita una obra de Anita Loos como referencia: Kiss Hollywood Goodbye.

El destacado en negrita, y evidentemente los enlaces, son míos. Tremendo.

Ha sonado el despertador

Suena el despertador. Abres un ojo, lleno de sueño, y lo apagas. Te reclinas de nuevo en la cama y cierras el ojo otra vez. Una parte de ti, digamos la parte más animal, quiere seguir durmiendo. La otra, la más humana, sabe que debes levantarte e ir a trabajar. Puede que te quedes cinco minutos dormitando, pero al final te levantas, bostezas y comienzas la jornada.

La humanidad ha evolucionado, y evoluciona. En un momento dado, en Europa, la mayoría era campesina, pobre e ignorante; la minoría, una clase noble rica y culta. Eso fue evolucionando, apareció la burguesía; revolución industrial, revolución francesa, democracias, repúblicas, etc. Como en todas las evoluciones de la Naturaleza, una tendencia general con puntuales involuciones, pero netamente se evoluciona hacia algo que podríamos aproximadamente definir como mayor consciencia global, mayor calidad de vida y posibilidad de libertad para la mayoría, al menos en estos países europeos y americanos. Insisto: el movimiento no es lineal, exacto ni limpio, pero existe netamente, de una forma clara.

Mayor nivel de consciencia: mayor "darse cuenta", mayor "ver". Globalización de por medio (económica, de transporte, de acceso a la información), significa que nos hemos ido dando cuenta del total, del mundo en que vivimos. De las diferentes sociedades, sus relaciones e interconexiones; y de las condiciones de vida de la gente en todo el mundo. Y de algo más: de nuestra implicación en el estado del mundo. Nos damos cuenta de cómo nuestro país influye en el total de la ecología, de la economía y de  la calidad de vida de otros países; y nos damos cuenta también de cómo influimos nosotros mismos directamente en ello, especialmente al comprar tal o cual producto, procedente de aquí o de allá, fabricado según unas u otras leyes (respecto a la ecología, respecto a las condiciones de los trabajadores, etc).

Esto ha sido un proceso neto histórico, y reciente: hemos abierto un ojo lleno de sueño. ¿Y qué hemos hecho? Cerrarlo de nuevo. Intentar volver a dormir. Cientos de excusas, eternos círculos argumentales sin peso alguno para seguir como estamos. Responsabilidades a los gobernantes porque permiten que yo pueda comprar lo que compro (por ejemplo, calzado manufacturado por niños), que si ley de la oferta y la demanda, etc. Pero somos libres, o al menos podemos serlo.

Ahora ya sabemos que ha sonado el despertador. Sabemos lo que se hace en el mundo cuando se pone el beneficio económico como objetivo prioritario, sabemos lo que apoyamos comprando ciertos alimentos, ciertas marcas de ropa o de madera; y sabemos lo que podemos apoyar comprando otros alimentos, otras marcas de ropa o de madera. Nuestra parte más animal quiere seguir durmiendo, pero tenemos otra parte más humana que late y quiere despertar. O eso espero.

Para seguir como estamos, por ese miedo que subyace a nuestro modo de vida, y que se refleja en una tremenda resistencia al cambio, a coger la responsabilidad en nuestras manos; para seguir sin cambiar, digo, hemos dado un pequeño volantazo, y hemos instaurado en nuestra sociedad una forma de pensar tremendamente superficial, unas formas de pensar y de actuar tremendamente hipócritas, y hemos desarrollado a juego con todo esto unas tremendas herramientas de evasión diaria para las personas.

Esperemos que estén siendo los cinco minutos dormitando que necesitamos antes de despertar, desperezarnos y comenzar la jornada de una vez. O llegaremos tarde.