Es curioso. Hay días en que uno teme el avance aún mayor de la mirada racionalista en extremo del mundo, que ha sobrepasado sus límites y parece estar destruyéndolo. Días en los que las declaraciones contundentes de los cientifistas del trono, de los sacerdotes de la bata blanca, parecen indicar que su reino avanzará hasta devorarlo todo (como ellos parecen querer, por cómo claman).
Otros días, en cambio, parece que se avanza en el sentido contrario.
Sea como sea, siempre es interesante ver cómo nos acercamos, de una manera más o menos académica, a las ideas expresadas hace muchas décadas por grandes pensadores, como Jean Gebser o Rudolf Steiner (y otros). Ideas en las que ya podríamos estar viviendo desde hace mucho si no nos obcecáramos en vivir en nuestra caseta de prejuicios, incluso apuntalándolos. Seguimos confirmando cada cosa que han apuntado los seres humanos de mirada más alta y espiritual, pero aún rechazamos todas aquéllas que no han pasado por la mirada del microscopio de la tosca ciencia establecida. Porque para investigar lo que no es materia, es una mirada tosca.
Allá cada cuál... Esta entrada sólo pretende una pequeñita reflexión, la de arriba, para presentar un artículo interesante que hoy me he encontrado.
A leer.
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