jueves, 8 de noviembre de 2012

Lluvia, lectura y música

Como tengo esto un poco parado (que no abandonado), hoy haré una entrada improvisada. De ésas de sentarse y escribir según ebulla la mente a su manera, de forma rápida y poco reflexiva.

Hoy es un día de lluvia en Madrid, el otoño está penetrando ahora ya, del todo, en todos los rincones. Eso se nota: comienza el tiempo de recogimiento. Musicalmente, este año elijo una canción como representación de todo esto: Dressed In Black, de Ulver. Introspectiva, como es el otoño. Oscura, como es en concreto este otoño (por la situación social actual); pero de una belleza y calidad incontestables, como es el mundo entero y la vida, a pesar de su oscuridad. Además, es tremendamente original, única, moderna, extraña; y a la vez ningún sonido de la canción es del todo nuevo. Como este otoño: único y a la vez parte de los innumerables otoños en ciclo que el mundo ha visto. Quería hacer una entrada en el blog acerca de Ulver, pues merecen la pena. De momento, me conformo con haber hecho algún comentario de este tema suyo.

Por otra parte, el otoño (y días como hoy) llaman especialmente a la lectura. Siempre se habla de cuánto se lee en verano, pero hay que matizarlo: en verano hay más tiempo libre, generalmente. Hay vacaciones (de trabajo o de estudios), y las actividades "extraescolares" como cursos, talleres, etc suelen hacer un parón en esos meses. Hay más tiempo, se lee más. Pero el clima llama a una lectura más suave, más superficial y quizá más de entretenimiento. En otoño e invierno, las lecturas son de otra índole, y nuestro estado en general y nuestro estado cuando leemos en particular es bien diferente: podemos decir que en verano nadamos y surfeamos en los libros, pero cuando de verdad nos sumergimos en la lectura, cuando buceamos en los libros y en los conocimientos que éstos guardan es en estos días fríos. Mi otoño está marcado por una maravilla editada por mi gran descubrimiento editorial (Atalanta, merece la pena recorrerse su web, plagada de exquisiteces). La obra en cuestión es Origen y Presente, de Jean Gebser. Llevo algo más de cien páginas, de las casi mil que tiene; así que no puedo sacar una conclusión completa, pero estoy disfrutando muchísimo de la lucidez, claridad, profundidad, erudición, complejidad y atrevimiento del autor. Maravilloso.

Una constatación final, al margen: Madrid se está poblando de librerías-cafeterías. Había ya algunas, pero ahora se estan poniendo de moda. Lugares agradables, generalmente tranquilos y auténticas pruebas de tentación para los bibliófilos. Ya era hora.

Días grises. Feliz otoño para todos, feliz grisedad.


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