martes, 17 de julio de 2012

Siéntete libre de comprender

Siéntete libre de comprenderlo todo.

Barreras, límites infranqueables; son mezquindad, y por tanto son velos. Igual de opacos e igual de frágiles.

Porque mi pecho es grande, y cuando inspiro se hincha y sonrío y el Universo cabe dentro de él, dentro de mi pecho.

Y a veces siento frío y soledad y oscuridad. Pero es porque a veces me olvido de que estoy en mi pecho, dentro de él, porque cuando lo veo todo a oscuras es porque quepo dentro de mi pecho y estoy allí. Si alzo la mirada, entonces veo que es el Universo el que está dentro de mi pecho; y es inmenso y dentro tiene al Sol: mi propio corazón y nada más que él.

Así es mi pecho, así es el Universo. El Universo cabe en mi pecho, y lo puedo comprender.

¿Ego? No, porque cuando estoy frente a ti, cuando te miro y cuando te escucho, entonces yo no estoy. Y el Universo es entonces tu pecho. Y lo veo, y sonrío cuando inspiras, y yo quepo y vivo dentro de tu pecho.

Y podemos correr juntos, atravesando la distancia insondable de ese gran espacio, con la salvaje alegría del vigor y de la voluntad. Y nos podemos calentar en tu corazón Sol cuando tengamos frío. La pena es que a veces no lo encontramos. La pena es que a veces no lo sabemos.

¿Por qué? Porque no puedes meter a un pájaro en una jaula y pretender que siga siendo un pájaro de verdad. No busques una jaula. Y si de tu pecho has hecho tu jaula y de tus costillas sus barrotes, entonces recuerda que tu pecho es inmenso, y cuando inspiras contiene al Universo entero.

Tú eres así. Y yo. Y cada Ser Humano.